La restauración de mosaicos romanos consiste principalmente en reponer partes, consolidar, enlechar, limpiar y proteger.
Para realizar la reconstrucción siguiendo el diseño y colores primero se debe buscar y crear los materiales más parecidos a los originales.
El objetivo de la consolidación es restaurar la compacidad y la resistencia mecánica de las superficies sujetas a la desintegración y descomposición del material, para disminuir la adhesión y la posterior elevación y separación de las piezas de yeso.
El material de consolidación debe cumplir los requisitos de buen envejecimiento, de reversibilidad en el tiempo y de la ausencia de efectos secundarios dañinos.
Debemos tener en cuenta la porosidad del material y el grado de degradación del material original, teniendo en cuenta que es preferible repetir la operación varias veces a baja intensidad.
Dado que la resistencia del yeso a la degradación es mayor si su superficie es compacta y homogénea, es necesario realizar el rejuntado de todas las pequeñas cavidades y hendiduras y la integración de los defectos en el material de la superficie.
La composición de los morteros de restauración debe ser compatible con las cualidades del material antiguo, con buenas características de trabajo, contenido mínimo de sales solubles, porosidad, granulometría y apariencia superficial similar a las de las masas originales.